viernes, noviembre 18, 2005

Hija, ven que te arregle 2

Ayer noche le leí a mi madre lo que había escrito de cuando nos vestía para ir al colegio y nos bañaba y todo eso. Sobra decir que se partía de la risa y me dijo que tenía que añadir una cosa que no recordaba. Me dijo: "Cuando os terminaba de bañar, os ponía crema por todo el cuerpo. Yo os decía: venga, un brazo, otro brazo, por la espalda..." y también añadió: " Ahí, pero cómo te acuerda tú de eso! quiero que me imprimas eso, que me hace mucha gracia".

Y entonces estuvimos recordando también que durante muchos años yo siempre llevaba un lazo de raso acorde con el conjunto que llevara ese día. Por ejemplo, si llevaba un vestido azul claro y me dejaba el pelo suelto, llevaba mi lazo azul claro a modo de diadema; para el uniforme del colegio que llevaba camisa blanca, dos coletas con dos lazos blancos... Tenía una colección de lazos que ya os podéis imaginar. Y como siempre llevaba la media melena y nunca me dejaron el pelo largo, algunas veces juntaba todos los lazos que tenía, los enganchaba en una diadema o en el coletero y así me hacía una especie de peluca para agitarla para un lado y otro (como la Pantoja, je je qué hortera!). Otra de mis ocurrencias era ponerme la bata de invierno atada en la cintura, la dejaba colgando a modo de falda larga, para que arrastrara (venga pasillo pa´rriba, venga pasillo pa´bajo). La de cosas que nos inventábamos de pequeños para jugar...

1 comentario:

Anónimo dijo...

He, he...Yo soñaba con dejar de lado los tirantes y empezar a usar un cinturón. Fijate que chorrada. Una vez le quite uno a mi padre, y como me quedaba larguísimo, lo "ajusté", con un cuchillo a mis medidas. Enfado monumental de mi vieja, un corte en la mano (no era muy hábil con el cuchillo, se sobreentiende,¿no?) y unas carcajadas de mi padre que significaron que no iba a haber paliza-castigo y que hizo que este episodio se convirtiera en uno de los recuerdos más gratos de mi niñez.