lunes, julio 31, 2006

Un rayo de sol, oh oh oh. Historias de la Playa (II)

Como decíamos ayer... Bueno, como decía hace unos días, ya semanas, muchas son las cosas interesantes que nos dejan nuestras queridas playas, y allá vamos, continuando por dónde lo había dejado:
6- Guiris: ese saber aprovechar el tiempo.
Los extranjeros que suelen visitar nuestras playas, en su mayoría ingleses, seguidos de alemanes y muy por detrás, los franceses, tienen un lema grabado en la frente desde que salen de Birmingham: no dejar escapar ni un rayo de sol, aprovechar el tiempo lo máximo posible. Y una se da cuenta el dineral que debe de ganar ese matrimonio porque es raro que tengan menos de tres hijos y toda la familia va equipada al completo. Los hay que hacen el maratón, esto es, bajarse temprano a la playa, estar todo el tiempo que se pueda al sol, beber refrescos, sangrías o cervezas para no deshidratarse y así hasta las 5 o 6 de la tarde, que es a la hora a la que el españolito de a pie baja a la playa, después de echar la siesta. Ellos suben a esa hora a ducharse, cambiarse y salir a zampar a las 7. Normal, después de todo el día al sol. Los más burros se echan aceite para coger el color caoba, que es plenamente distinguible de los demás. En el otro extremo están los cangrejitos, que adoptan un excelente color colorado más digno de Sebastián, el amigo de la Sirenita. Y ellos lucen orgullosos sus morenos, sus pelos hiper rubios que deslumbran, la ropa de tirantes que pocos días después deberán guardar.
También los tenemos en versión B: B de barra. Los que les dan al drinking ya sea por la mañana, por la tarde... Esos, en su gran mayoría son alemanes. Aunque en "mi" playa, el 99% pertenecen al otro gran grupo descrito anteriormente.
Y mención especial es que compran lo que nosotros no compramos. Me explico. Un paseo marítimo, unos puestos de gafas, todo a un euro, ropa barata, juguetes made in china, ... La de "tesoros" que se lleva esta gente a su tierra. No sólo porque se llevan esas maravillosas camisetas de España, tan falsas como las gafas o cinturones de Armani (Armani del mercao, como decía una amiga mía), sino porque -esto es verídico- las inglesas de 16 años se presentan a reina de las fiestas de la playa y lucen toda la ropa que lleva brillantes del mercadillo de los martes por la tarde. Y hasta ganan.
Por último, decir que existe el grupo C, que son los Colonos. Los extranjeros que directamente viven en la costa y tienen casas en propiedad y a los que, fíjense cómo son las cosas, les alquilamos el apartamento para quince días.
7- Domingueros: ¿Qué es una playa sin domingueros? Pues no es lo mismo. Todos hemos sido y somos domingueros alguna vez. Lo que ocurre es que en este arte de pasar el día en playa hay muchos niveles y cada uno se identifica con uno de los tres grandes subgrupos, a los que fácilmente reconoceréis por el volumen de bártulos que lleven:
* Los sencillos: A los sencillos, enseguida les echas el ojo y dices: "Nene, tú hoy te quemas". Son tan sencillos que tan sólo traen sus toallas, sus bocadillos y como mucho, una nevera con bebidas frías. Pero de sombrilla, ni hablar. Claro, a eso de las 4 de la tarde, cuando el lorenzo pega bien, ellos ya no saben cómo ponerse, se retuercen sobre la toalla, se bañan, pero el tono pink panther ya no desaparece...
* Los preparaos: A diferencia de los anteriores, llevan su sombrilla para no quemarse, sus silletas, una nevera con bebidas frias, bocadillos y patatas fritas y como mucho alguna ensalada de pasta o similar, fruta y revistas y/o libros para leer (o en su defecto, mp3 o radios). La gran mayoría somos de este tipo. Vamos preparados para pasar un buen día de playa pero sin abrasarnos. Lo bien que te sienta la cervecica fría con tu bocadillo de jamón y la siesta hasta las 6 de la tarde...
* Los omaítas: Bueno, creo que por exclusión, todos ya sabemos quiénes son. Sí, los que imprescindiblemente llevan mesas y toldos a la playa. Tupergüares de magra con tomate y tortilla de patatas o conejo al ajo cabañil. Hasta café en termo. Barajas de cartas, dominós, algunos hasta petanca. Todo el día comiendo y partiendose de risa, porque se lo pasan super bien, todo sea dicho. De vez en cuando un grito al crío que se ha "metío muy pa dentro": " Pepeeee salte pa fueraaaaaaa que ahí no haces pie". Aunque muchos de ellos no llegan a salir de la sombra ni se bañan ni nada, que lo mismo da que se vayan al monte. Yo les digo los omaítas porque hace años, Los Morancos recreaban un día de playa de Antonias, la madre y el Paco. Se llevaban hasta el nevera y el hornillo para hacer de comer, todo eso debajo de su toldo. Fue un sketch super gracioso.
Y como se me acaba el tiempo y tengo cosas que hacer, ya continuaré con mis historias de la playa...

martes, julio 18, 2006

Un rayo de sol, oh oh oh. Historias de la Playa (I)

No entiendo porqué hay personas que afirman que la playa les aburre, que les cansa y que no suelen ir con frecuencia. Eso es, indudablemente, porque no se ha fijado detenidamente en el maravilloso mundo de los playas de nuestra querida España. Más concretamente hablaré de las playas familiares del lado mediterráneo y las andaluzas, puesto que las del Cantábrico no las conozco con tanto detenimiento como para poder hacer un análisis en condiciones. Para no alargarme mucho, iré enumerando las cosas que más me llaman la atención:
1.- Chiringuitos: los hay de varios tipos, desde los que sirven tintos de verano por la mañana, platos combinados a mediodía y copas por las noches, con cocos partidos por la midad que cuelgan de un cable a modo de lámparas sobre la barra, pasando por los típicos con la barca y las sardinas asadas, hasta los tipo "rollo Ibiza", con camareros super modernos y música house. éstos, una nueva generación.
2.- Gente que va a los chiringuitos: todos. Desde el super o sea que se pone camisa de manga larga para ir a la playa, alemanes e ingleses color gamba y jubilados autóctonos con camisa de manga corta con un sólo botón abrochado, gorra tipo Chanquete y palillo entre los dientes.
3.- Vigilantes y socorristas: sólo los hay de dos tipos, los buenorris y los gorditos. Los buenorris NUNCA se quitan las gafas de sol moden-nas y nunca quitan su cara de super serio "mira cómo vigilo toda la playa, es que soy un tipo competente". No se separan de sus botellas de suavizante rojas, y de vez en cuando se pasean por la orilla con otro compañero o un amigo. Los gorditos, CASI NUNCA llevan gafas de sol, CASI NUNCA van con la cara seria y cuando pasean por la playa no lo hacen con la misma solemnidad que los otros.
4.- Niños: para gustos, los colores, digo, los tipos de niños. Están los que juegan con la arena casi todo el rato. A veces se juntan con otros niños y se ponen de acuerdo en hacer algún castillo. Siempre hay uno que manda, y que dice si hay que echarle agua a la muralla que lo rodea o no. Están los que van a su bola: "Vamos a ponerle cuatro torres y chapas alrededor", y él coge los palos que se encuentra y los coloca como él quiere. Cuando lo acaban, pueden pasar dos cosas: o el mandón, cuando todos se están bañando (así, a traición) coge carrerilla y se sientan sobre la obra maestra a modo de atleta en un salto de longitud, o un lih-hto que va paseando por la orilla lo rompe, sólo por joder.
Luego están los críos que no paran de llorar. Lloran por todo. Que hay que irse a bañar, no quieren, que hay que dejarle el flotador a tu hermano pequeño, no quiere, que hay que sonarse los mocos, no quiere... y con todo lloran.
Los que más molestan son los que no paran de entrar al agua y salir, que además, sus padres están en lo más atrás. A ellos les da igual ocho que ochenta. Que pasan con la tabla de surf arrastrando por encima de tí, da lo mismo, que van trotando y te salpican de arena, les da igual. Y lo peor es que estos crios ya son mayores y se dan cuenta de muchas cosas, menos de que joden.
A mí me encantan los crios pequeños que no necesitan a nadie pa divertirse. Ellos cogen su cubo, y pretenden vaciar el Mediterráneo durante toda la mañana. Son más graciosos! con su mano pequeñica haciendo montones de arena y así pueden pasar horas y horas...
Luego están los que se empeñan en jugar a las palas (la pala pesa más que ellos, se van para atrás) y los padres acaban desesperados y con agujetas. Si eres padre y tienes niños pequeños, no seas iluso, NO COMPRES PALAS.
Luego también tenemos a los niños zampones: todo el día comiendo. Y es que la playa da hambre. Que si el Calippo, que el Cholec, el bocadillo de salchichón, un rodaja de melón...
Y luego están los crios que si tienen una necesidad pues no se la aguantan y no te extrañes de ver cosas flotando que no sean algas...
5.- Paseantes: los que recorren la orilla de la playa. Por un lado, los jubilados. Los hay algunos de color "caoba", que salen a pasear una vez que acaba el invierno y hacen el mismo ritual hasta que llega el otoño. Luego están los jubilados deportistas, que andan muy ligero, llevan su gorra y ellos van seguros de sí mismos, de "mira lo bien que está pa la edad que tiene".
Luego están los jóvenes. Si son tíos, casi siempre van, tres, no sé por qué. (Ya entraré en los tipos de tios que van a las playas, que merece un capitulo aparte). Sólo hay dos razones por las que un paseante lleve gafas de sol: una, porque realmente le molesta el sol, y dos, porque así no se nota tanto que van mirando a todas las tías. Obviamente, más el 80% lo hace por este motivo, y el que diga que no, miente. No falla. Coloca un grupito de cuatro amigas haciendo top less y ya verás qué pronto dejan de hablar estos tres y giran la cabeza pa mirar. Cuando faltan 500 metros para pasar por donde están ellas, ellos ya las han divisado...
Si se trata de tías, van cotilleando de mil cosas, también miran a ver si hay alguna joya entre la población masculina, pero mucho más disimuladas. Y luego están las que van de dos en dos o en solitario que se piensan que son modelos y van caminando como si fuera Cibeles, con cara de "parezco ajena a todo lo que me rodea, pero sé perfectamente que no paráis de mirarme", encantadas de haberse conocido. Lo que molaría que en una de esas viniera una mega ola y las pillara de sopresa
CONTINUARÁ... (Avance: Guiris, Domingueros, Moda de Baño, entre otros.)

jueves, julio 13, 2006

Escucha música, no olvides Eurovisión

Este año propuse otorgar el Jurel de Oro a Carmelo, el cantante de la Década Prodigiosa, personaje canomori (aunque él no lo sepa) que no hace mucho se casó con su novio de toda la vida. Fue un shock verle después de todos estos años, mucho más relleno y sin tanto pelo... pero lo contento que estaba él con su traje blanco merengue! Bueno, si alguien no recuerda su cara os dejo el enlace de un video de la participación del grupo en Eurovisión 88. No tiene desperdicio ninguno ni los trajes, ni las coreografías super ensayadas (me recuerdan a los bailes del colegio, qué bien preparado lo llevábamos). ni las "palmeras" de ellas en la cabeza, ni nada de nada. Carmelo es el que empieza cantando, con traje verde y que baila como la Torroja en sus inicios.
Aunque si ha habido una actuación irrepetible, ésa ha sido la de las Azúcar Moreno en el año 90. No sé por dónde empezar, no lo sé. Las pobres, que salían las primeras tienen que soportar los fallos de la música (atención a la cara y gestos de la Toñi, moqueá), el comentador riéndose como un perro... Y al final salen ellas, en un alegato a la bisutería sencilla y discreta y las coreografías suaves (cuando hacen el balanceo de los brazos, menos mal que están separadas, que si no, se clavan el codo en la cara y menudo destrozo). Las caras de mala leche y la canción muya agitaná. A mí me encanta el músico que parece Bryan May que hace muy de vez en cuando el ruido de la castañuela. Y el maestro Leyva, el amigo de Ramón García, que dirigia la orquesta.
De este pobretico, no sé ni qué decir (aunque no canta mal, pero cuando no puede ser, no puede ser). ¿Alguien conoce a alguna persona que se haya comprado sus discos?
Y ésta otra, del vestido de rayas, que se llevó solo un punto... Aunque qué queréis que os diga, la canción de este año y la del anterior eran muuuuucho peores. Pero yo creo que el saco colorido le gafó, porque la canción no era tan mala como para esa puntuación. ¿A qué se dedica esta chica ahora?
Y como no podía ser de otra forma, y aunque se vea muy mal, no estaba de más incluir a Betty en la lista, con esa cosa que da vueltas detrás suyo, los crios (eh, mayor!!) y ella, que me recuerda al Cristo de Corcovado cuando abre los brazos. Yo, en un pasado, fui la Missiego. Qué grande.
Los 70 dan para muuuucho. Mocedades y Sergio Estíbaliz, imprescindibles ale, a buscar...

lunes, julio 10, 2006

Who wants to be a millionaire?

NOTA DE LA AUTORA: Pese a mis múltiples intentos, llevo muchas semanas sin publicar posts que tengo escritos a los que quiero adjuntar fotos y blogger, no me deja. Así que hoy publico éste, muy a mi pesar sin fotos, y me gustaría que si hay alguien que me pueda dar luz en este asunto, que lo haga. Skyzos, ¿cómo subes tú las fotos y yo no puedo?
Hace unos cuantos post os hablé de cierta llamada de teléfono para una prueba para un programa de televisión. Lo que no conté en este blog es que al cabo de los dos días, me volvieron a llamar: para ver si quería ir a grabar, ya, directamente. Bueno, el concurso en concreto era ¿Quién quiere ser millonario?, sí, ese tan conocido que presenta nuestro querido amigo Sobera, Carlos Sobera.
A los pocos días, allá que me fui pa Madrid. Dos, casi tres, horas de retraso en el aeropuerto (¿que hacer en un avión más de una hora sentada sin que haya despegado? ¿jugar a la Pasarela Gaudí por el pasillo?), pero por fín despegamos. Llegamos a la Terminal 4 de Barajas, que es inmensa y chulísima. Una cree que se va a perder y que nunca encontratrá la salida, pero al final, tras mucho andar, llego al punto de encuentro (un mostrador de una empresa de alquiler de coches) y a los 10 minutos vino el chofer. Casi todos los vuelos del resto de los concursantes venían con retraso, así que tuvimos que hacer tiempo, porque nos llevaban en furgonetas tipo Equipo A, a unas 8 personas. Al rato nos vamos de camino para el plató. He de decir que aunque en ese momento no lo sabía del todo, mis otros dos compañeros de viaje tuvieron la suerte de salir a concursar y llevarse un buen pellizco, me alegro por ellos, pero yo también podía haber sido agraciada, cosa que no resultó ser (y ya de paso lo dejo dicho, por si alquien pensaba que ya era Onassis, pues no).
Al llegar a la "tele", casi que faltaba que nos chequearan, te piden la documentación, pasas por el detector de metales... Y una vez que dejas tus cosas, van pasando una y más chicas/os de producción que te dicen dónde tienes que ir o hacer. Lo primero, dejaron los acompañantes en un salita con unos sofás, una tele y un catering. A los concursantes nos llevaron a maquillaje y peluquería. Plis plas y otro plas, en cinco minutos ya estás maquillada, super bien, que no paras de mirarte en el espejo y de decir: Con lo que tardo yo por las mañanas y no llega ni a la mitad. En peluquería, tres cuartos de lo mismo, lista y perfecta en 5 minutos. Rondaba por allí un peluquero clavadito a Jesús del Pozo, el diseñador. También había por allí una cría super emocionada a la que estaban maquillando para el concurso ese de Anabel Alonso.
De vuelta a la salita, mucha más gente había llegado nueva. Se grababan tres programas ese día y por lo tanto éramos 30 concursantes más 30 acompañantes, distribuidos en tres salas. Comimos algo y a hacer pruebas de sonido y un "ensayo" del concurso. Por los pasillos se veían los letreros de los camerinos de Teresa-no-estoy-operada-de-nada-Viejo, Jorge-menudo-tío-Fernández (qué pena no verle por alli), Jesús-que-te-calles-Karemele-Mariñas, y lo más canomori de todo, de Humberto Janeiro, el super famoso pintor (y padre de torero).
Los platós de televisión, en todo lo que no se vé, desilusiona. Todo lo que está detrás de o delante de, que no sale en pantalla, son cables por todos lados, paneles de madera sin pintar, pasillos oscuros... vamos, que de repente llegas al plató y la sorpresa es doble. Aunque por la tele todo se ve más grande. De todas formas, llegar allí, un programa tan mítico, y sentarte en la silla, pues tiene su emoción, o al menos, para mí sí. Nos hicieron pruebas de vestuario y un simulacro de concurso, nos enfocaban con la cámara (aquí tenéis que mirar, mostrad vuestra mejor sonrisa...), nos hacían una pregunta de clasificación para ver si todos los marcadores funcionaban, etcétera. Y un frío que pelaba, el aire acondicionado a todo lo que daba. Después nos cambiamos de ropa, nos pusieron el micro, y una vez que pasó el público, nos colocaron, dispuestos a grabar.
El Sobera, pues está más colgao que una paraguaya, lo digo de buen rollo, es un poco payaso, hace mil tonterías y bromas. Es algo que se agradece porque el público que lleva un rato esperando se distrae, y nosotros, que estamos tensos, nos relajamos. Y allí empezamos a grabar, comenzando por un concursante que había quedado del día anterior. Estuve bastante relajada y disfrutando, digo disfrutando de estar allí, de cuando bajan la luz y ponen la música de fondo que pone tenso a cualquiera, o al menos, le da una emoción que antes no tenía. Entre alguno de mis compañeros, se encontraban ex concursantes de otros programas como "Pasapalabra", "La Ruleta de la Fortuna", etc. Con uno de ellos comentaba las respuestas del que estaba participando. Y el plató es bastante bonito, con un montón de focos arriba y luces, ya cámaras...
Luego llegó nuestro turno. Nos presentaron a los 10 concursantes y allí salíamos todos muy sonrientes y muy guapos. Ese fue mi medio segundo de gloria, je je...
Si no lo sabéis, solo concursa 1 de los 10 que van, que es el que responde correctamente en el menor tiempo posible. A pesar de que no estaba puesta en el tema de la pregunta (toros), respondí bien, pero tardé mucho y allí nos quedamos, tristes y desconsolados, los otros 9, porque un chico fue mucho más rápido que los demás. En cuanto él respondió las 5 o 6 primeras preguntas, el tiempo del programa se acabó. Es decir, nuestro gozo en un pozo, otra vez será, mala suerte, a seguir probando...
Ohhh! Todo pasó tan rapido... Casi ni nos despedimos de nadie, salvo de Sobera, un tío majo, y los pocos que coincidimos en el aeropuerto. Así que el chófer nos llevó de vuelta a la T4, y otra vez tuve que esperar, así como unas 3 horas hasta que salía el vuelo. Bueno, me recorrí todas la tiendas del aeropuerto para matar el tiempo (jo, tíos, hasta una boutique de Carolina Herrera con fotos de ella y de la hija decorando el local, super chic) y aunque los ojos se me salían de las órbitas por encontrar a algún famoso, no ví a nadie. Al final entré en un duty free y me agencié una mega tableta de Toblerone, que es una de las cosas típicas que uno debe comprar en el aeropuerto. Que las billeteras de CH no están hechas para todos los bolsillos (y gustos) y menos si una ha vuelto igual que como llegó.
La experiencia, aunque breve y cansada, la repetiría sin dudar, ya es la segunda vez que voy a la tele y como no hay dos sin tres, a la tercera me hago millonaria. Porque... ¿quiere usted ser millonario? No, que vá hombre...

jueves, julio 06, 2006

Breve

Un par de cosas. Una, que Blogger sigue sin dejarme subir fotos, y yo quiero poner algunas de Londres, para que el post quede en condiciones, hago un tercero intento y si no me deja, lo que salga. Y otra cosa, absurda (como la mañana que llevo), me remito al "20 minutos" de hoy, página 26, sección "El Desternillador". Pozí.

sábado, julio 01, 2006

Adelante

Hace un rato, haciendo unas cosas aquí en casa he puesto un cd de música con un montón de canciones que hacía un tiempo que no oía, de grupos varios. Y entonces he escuchado una que conocí en el bar de un amigo en el que trabajé ocasionalmente hace un par de años, es de una cantante que se llama Naiara y cuya sintonía utilizó el BBVA en una de sus spots, utilizando, además, el mismo título de la canción "Adelante". Es una canción que viene muy bien escuchar en uno de esos momentos en los que uno pueda estar decaído o bajo de ánimos, o al menos a mí me produce un efecto de "carga de optimismo", si lo podemos llamar así. Aquí os dejo la letra (si no la habéis escuchado nunca, es bastante pegadiza):

Justo en el momento en que empezaba
a encontrar oscuridad hasta en el sol de mi ciudad.
Justo en el momento en que la resignación
consumía cada día mi ilusión.
Apareces tú y me das la mano
y sin mirarme te acercas a mi lado.
Y despacito me dices susurrando que escuche tu voz.
Adelante por los sueños que aún nos quedan,
adelante por aquellos que están por venir.
Adelante porque no importa la meta
el destino es la promesa de seguir...
Adelante.
Justo en el momento en que empezaba
a sospechar que la ilusión me abandonó sin avisar.
Justo en el instante en que empezaba
a olvidar, a atreverme, a imaginar, a inventar.
Apareces tú y me das la mano
y sin mirarme te acercas a mi lado.
Y despacito me dices susurrando que escuche tu voz.
Adelante por los sueños que aún nos quedan
adelante por aquellos que están por venir.
Adelante porque no importa la meta
el destino es la promesa de seguir...