lunes, noviembre 28, 2005

Gente del autobús

La mayoría de los días utilizo el autobús para ir a trabajar, y de todo lo observado puedo hacer un resumen de los tipos de personas que utilizan el transporte púlico, a saber:

1- Empecemos por el conductor, también llamado chófer o incluso chofér (es cierto, yo lo he oido): existen tres grandes tipos...
a) El hablador y simpático, que saluda, recuerda la gente que utiliza la línea y habla con los viajeros ya sea del frío que hace esta mañana, de los retrasos o temas varios de actualidad.

b) El que conduce y punto. (No le preguntes nada porque no se va a enterar).

c) El seco y/o antipático (afortunadamente, por mi experiencia diré que no son los más abundantes).

2- Madres que llevan o traen a los niños del colegio: desde las madres super emperifolladas que tienen unos hijos de lo más cursis hasta las madres conversadoras y niños simpáticos que te cuentan los deberes que les han mandado, te preguntan cómo te llamas y hasta te enseñan sus libretas (recuerdo a una cría que sin conocerme de nada me hizo 80.000 preguntas y me contó su vida entera).

3- Adolescentes 12-15 años que salen del instituto: Estos son de lo más peligroso porque suelen coger el bus a eso de las 14:30 y van en manada... Y no sé qué narices hacen todo el día, pero huelen bastante regular-mal, como si acabaran de salir de clase de gimnasia y no se hubieran duchado (o quizá es el famoso "olor a humanidad" del aula, tras 6 horas de clases junto a 29 compañeros más, que se queda pegado a la ropa). Van con las mochilas hasta arriba. Siempre hay uno que es el que más pinta de buenazo tiene, otro que se cree el guapo de la clase, y el resto.

4- Hombres y mujeres que vienen de fuera y que van a un sitio nuevo: cada 2 minutos le recuerdan al conductor dónde van para no bajarse en el sitio equivocado.

5- Las cotillas de gafas de sol: se caracterizan porque nunca se quitan las gafas de sol y la mayoría de la veces llevan una bolsa agarrada por las dos manos, dejando el bolso en medio, sobre las rodillas. Ellas no hablan, ni van leyendo ni escuchando música, nada. Eso sí, si tú lees ellas miran qué lees, o parecen escuchar las conversaciones telefónicas, pero sobre todo, te repasan la vestimenta una y otra vez.

6- La gente mayor simpática: a pesar de que en algún momento te puede agobiar de lo que hablan, se agradece que un desconocido te de conversación. Casi siempre te preguntan si vas a trabajar o a estudiar, y qué joven eres... Otras veces, te cuentan miles de cosas sin que tú hayas preguntado nada.

7- Los hombres y mujeres trajeados: desde los abogados y procuradores que se desplazan al juzgado, hasta los que trabajan en las asesorías cargados de papeles... Es frecuente que vayan hablando por el móvil.

8- Los/as dos amigos/as que se están contando un montón de cosas: A veces es inevitable escuchar lo que dicen, es muy entretenido (el otro día me empapé del viaje de una chica a Brasil, de lo que comieron, de cómo era la playa... una envidia que me estaba dando!).

9- Las mujeres arregladísimas: Van de punta en blanco, perfectamente maquilladas, peinadas y vestidas, que una siempre se pregunta a qué hora se habrán levantado para arreglarse.

10- Los trabajadores varios: van como concentrados, serios, pensando las cosas que tienen que hacer en cuanto lleguen al curro, y miran el reloj para ver si van bien de tiempo o van a llegar tarde.

11- Los que leen libros: muy pocos, porque ahora casi todo el mundo lee el "20 minutos" pero también los hay.

12- Los que vienen de la compra con 36 bolsas: momento chungo cuando el autobús está hasta la bandera.

13- Los que coinciden siempre contigo pero no te saludan: tristemente, hay personas con las que se coincide casi a diario pero que ni siquiera son capaces de saludarte.

14- Las adolescentes que hablan de tíos buenos o chicos del instituto y de ropa.

Y por último, os cuento una anécdota que me ocurrió hace casi un año. Era mediodía y cuando me subí al bus (que estaba practicamente vacío)y se subió una mujer mayor detrás mío. Yo me senté en un sitio y de repente veo a la vieja, cogiendo a otra vieja que estaba sentada antes y diciéndole que se levantara, que se quitara de ahí. Pues era una vieja medio idiota que desde no sé cuándo ella misma se había asignado un sitio en el autobús, así, porque yo lo valgo. Entonces, se fue directa hacia la otra y la hizo levantarse de "su asiento" cuando estaba el autobús medio vacío. De nada sirvió que el conductor y yo le dijéramos nada, imposible, y claro, tampoco se va a poner una violenta con una mujer mayor... Así que llevad cuidado donde os sentáis no sea que aparezca ella.

3 comentarios:

Meg dijo...

¡¡Muy bueno!! Yo añadiría una categoría más, muy común en mi línea, que va desde pedanías hasta la capital: esas mujeres que trabajan limpiando casas y que sí te saluda, incluso saben en lo que trabajas y se las ingenian para que la persona que va a mi lado se levante para que puedan preguntarme cualquier cosa, desde hasta qué hora puede su vecino oír la radio a todo volumen hasta qué hacer con los papeles de la novia de su hijo que es rumana.

Yo soy de la categoría de las personas que leen, de hecho, en el bus me conocen como "la chica que lee".

Anónimo dijo...

Cómo me gusta tu blog, Amparo, por lo pedagógico que es. Si hubiera que darle un adjetivo creo que sería ese. Está todo muy bien explicado, ordenado... Se nota que has ido a los maristas.
Hija, has elegido un tema que no puede serme más familiar: el transporte público; toda la vida cogiendo este medio y claro, esas categorías las conozco de sobra. Primero el urbano de Latbus, el 2 y el 8 que son los únicos que pasan por Vistabella, y ahora la línea Mula-Murcia para venir al curro.
Totalmente de acuerdo, solo que una cosa que yo no he comprobado tanto, el que los conductores antipáticos sean los menos... yo llegué a desarrollar la teoría de que eran todos bastante antipáticos, pero por lo visto ahora ha cambiado la cosa, pero no sé...
Anécdotas te podría contar las que quisieras. Nosotros también somos un grupo de 7 u 8 personas fijas que cogemos el bus todos los días a las 8'10 dirección mula-caravaca y claro, deduces muchas cosas aunque sólo sea sin preguntar. Pero de todos ellos, la que más me llama la atención es una chica que siempre sube (ir de Murcia para Mula-Caravaca es subir y viceversa, pues bajar) durmiendo y baja haciendo números como una posesa en media cuartilla, a lápiz, y rodeada de escrituras de compraventa. Un día se puso a hablar por teléfono llorándole a su madre diciéndole que la notaria (o la registradora) de Caravaca la tenía explotada, que no dormía bien -eso se notaba-, que la odiaba, que ganaba muy poco... y todo a lágrima viva y a grito pelao en el bus, hasta que te enteras que la notaria (o la registradora) es su hermana...
Esta mañana una vieja ha puesto de mala hostia al conductor en menos de 2 minutos: iba sentada en la primera fila (eso es básico en una vieja canomori) y así sin venir a cuento le dice al conductor (yo iba en segunda fila -tambien soy algo canomori, ya lo sabes- y me he coscao de todo) usted es un mal conductor y además está saliendo antes de la hora. El tipo le ha dicho que por qué es mal conductor y la vieja, tan pancha, le dice "porque lo digo yo"... Bueno, estábamos ya tós mirándonos muertos de la risa y la tipa no ha parado desde Murcia hasta Mula de meter y sacar cosas de su bolso... la hubira grabao, pero es que yo también tenía tanto sueño... Un besico.

Anónimo dijo...

¡Que bueno! Me ha gustado muchisimo. No sé si os pasa, pero yo tengo la suerte que la manadas de adolescentes o l@s dos amig@s parlanchines/as siempre me encuentran y me dan el viaje.
Suelo leer. De hecho el periódico lo compro siempre que sé que me tocará ir en bus o cercanías. Aveces cae un libro o 20 minutos, pq no¿?
Los viejos parlanchines me rehuyen. Pasan los años y debo seguir teniendo pintas de macarrilla. Siguen cambiándose de asiento y agarrando su bolso más fuerte cuando entro, independientemente si voy de pinza o en chandal. Y lo cuento y mis amigos se ríen, ¿te lo puedes creer?
Soy de los que cede sitio aún, pero a esa vieja no le daba ni los buenos días. No soporto gente así.
Y curiosamente, cuando usaba el transporte público más amenudo, también odiaba a "los de siempre" que no saludan.