miércoles, diciembre 07, 2005

Gente del autobús II

Esta mañana iba en el autobús camino del trabajo. En una de las paradas se ha montado una chica joven y dos niños pequeños (una niña de 4 años o así y un crío de 7). Era el típico caso de chica ecuatoriana que cuida de los niños de familia española, y en este caso, como en otros muchos, resulta que los críos son nenes pijos y maleducados. La chica les decía todo el rato que se quedaran sentados, que no se movieran del sitio, pero como si nada. El crío pasaba de sentarse y ha colapsado el pasillo. La chica consigue, por fín que se siente y entonces el niño empieza a darle pellizcos en la mano a la hermana pequeña, que le seguía el juego. El niño venga a levantarse del asiento, la hermana igual, la chica apartando al crío de la hermana y diciéndole que no le pellizcara. Pues el nene resistiéndose, hacía fuerza contra la chica e incluso le ha escupido en el abrigo. En estas que la niña se levanta del asiento y al frenar el autobús, se ha dado un golpe, pero menos mal que no se ha hecho nada ni ha llorado (la muchacha no hacía más que mirarle la frente a ver si tenía algo). La niña le decía imbécil a la chica y el crío seguía con los pellizcos (encima con una cara de bobo que ni os imagináis). Cuando ya se iban a barajar en su parada, la chica llevaba tal cara de desesperación que las tres chicas que íbamos allí le decíamos "Qué paciencia hay que tener" y cosas así. Yo no paraba de mirar al crío con cara de mala ho*tia, me había puesto de los nervios. Es de esas veces que piensas si los padres de estos monstruitos los educan como deben, si no ven que son unos pijos consentidos y mimados, y sobre todo, que la chica que los cuida tiene que llevar mucho cuidado con lo que les dice a los nenicos estos o si les riñe, porque luego van los mocosos y se chivan y a ver quién tiene razón...

Al hilo de esto, había una señora delante mía que era combinación de los tipos "Señora con gafas de sol que observa callada a su alrededor" y "Señora emperifollada desde las 8 de la mañana".

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Esto me recuerda sobre un reportaje que ví sobre los padres maltratados hace un par de días. Hablaban sobre una educación permisiva.
No quiero que suene patético, pero a diario se ven cosas así. Los crios lo consiguen todo, no existe castigo, ni la percepción del bien y del mal y así nos va. Independientemente del comportamiento, vocabulario, notas, siempre acaban consiguiendo el último móvil, los tenis de 200 euros o el último juego de la PS. Ahí está también el secreto del fracaso escolar.
Otro día jugando con la hija de una amiga, haciendole cosquillas y tal, me llamó "tonto" e "hijoputa" en un lapso de 30 segundos y provocó...unas carcajadas del padre. Tiene cuatro años. Cuando tenga 14, veremos si le hace tanta gracia al padre o acabará uniéndose a los "Padres Maltratados Anónimos". Quizás os parezca exagerado, pero creo que así se empieza...

Meg dijo...

Vaya papeleta la de la pobre niñera de los niñitos malcriados... Si a mí se me ocurría escupirle a alguien, el guantazo que me llevaba era de campeonato, así que se me quitaban las ganas de decir gilipolleces y tener un mal comportamiento. Tampoco conseguí todo lo que quise, me quedé sin Escalextrix y sin muñeca Rosaura y mi primer ordenador-videojuego-etc lo tuve con 14 años y me considero una persona más o menos normal.

Siempre he dicho que no estoy a favor del maltrato, pero un buen cachete a tiempo entra dentro del derecho de corrección que todo padre-madre tiene consustancial a la educación de sus hijos.

Anónimo dijo...

En el restaurante donde trabajo he visto de todo... Hay familias que lo utilizan de "aparca-niños": llegan, reservan mesa para seis críos de 9 a 12 años y se van a otro restaurante a comer dejándo allí a los hijos... O el caso específico de reservar dos mesas bien lejos una de la otra, para sentarse los padres en una y los hijos en otra... Y se supone que trabajan de lunes a viernes, dejando a los niños en el cole/guardería/conlaqueli/con los abuelos; y los sábados y domingos sus hijos les molestan...

Amén de otras lindezas más que me callo.