viernes, junio 16, 2006

MAKING OFF: Así se hizo... Cano Mori 2006 (1ª Parte)



Por si alguno está todavía perdido y a estas alturas no conoce de qué va la historia, diré que el pasado 3 de junio se celebró la tercera Gala del Certamen de Fotografía y Vídeo Elisabeth Cano Mori, que este año estaba dedicado a los "Mistelios de Oliente" (para más información pincha aquí o aquí). Después de varios meses trabajando en el tema, desarrollando ideas y trastornando nuestras mentes mutuamente (me refiero a todos los que formamos parte del comité de organización o comisión - dios! es la primera vez que formo parte de una comisión, no había reparado en este extremo...- por fin llegó el día, el Gran Día!
Pero como en todo evento importante que se precie, y el nuestro no iba a ser menos, la preparación y el trabajo anterior es fundamental, y es algo en lo que la gente quizá no repara tanto, por lo que en varios post intentaré resumir el verdadero MAKING OFF de toda esta historia.
Bueno, también tengo que aclarar que para este particular, fuí "bautizada" por una de las azafatas de Cano Mori Airlines, como la Princesa Rominagüer, aunque nos detendremos en esta cuestión en otros posts venideros.


" Tras algunos meses de espera, nervios incontrolados, trastornos varios y 235 mensajes de correo cada media hora en nuestro foro particular, por fin nos situábamos en tarde-noche de antes al Gran Día. Con anterioridad habíamos tenido algunas reuniones en las que, a parte de risas, desayunos y confidencias varias, habíamos trabajado en la puesta en común de ideas para el guión, decoración, compra de atrezzo y vestuario, visionado de clips musicales hipertranstornantes, distribución de tareas, etc. A modo de ejemplo, resumiré algunos momentos estelares, a saber:

1- Compras varias en los Chinos de la Calle Correos: Esa gran experiencia.

Eran las 11:00 de la mañana aproximadamente, cuando después de desayunar, nos dirigimos al antiguo TAC (Todo a Cien) español, ahora reconvertido en un comercio regentado por chinos, en donde puedes encontrar absolutamente de todo, aunque como dice "Ni lo sé ni me importa", podíamos observar que los dueños no tienen escrúpulos para vender todas ESAS cosas, aunque ciertamente, ESAS cosas son enormemente valoradas por la Comisión Cano Mori y sus simpatizantes. Estábamos extasiados, todos nos gustaba. Primero se compraron unos faroles chinos variados y unos colgantes rojos y dorados que los chinos suelen poner en las entradas de las casas. Hasta aquí la cosa iba bien. La cosa empieza a ser preocupante cuando una de las azafatas de Cano Mori Airlines (más conocida entre nosotros, como la Mamma) pretende que nos llevemos una caja entera de langostas de pláctico (Sí, PLÁCTICO), de colores vivos que mueven las patitas si se agitan un poco. Aunque decidimos no adquirir ese preciado tesoro, el no pudo resistirse a la hucha dorada modelo "Tres cerditos, tres" que hasta hacía daño a la vista. La caja registradora del Mercanomori daría el relevo a esta encantadora (y altamente dañina para la vista en los días de mucho sol) hucha.



En los pasillos de la juguetería encontramos unos sonajeros con cascabeles, ideales para hacernos oir por las calles del barrio cuando el Dragón lo requiriese. Un poco más adelante, en la sección "Cosas para el Hogar" nos hicimos de un estupendo gorro de baño (pero no, no llevaba floripondios a relieve). En ese momento, nuestro ilustre Notario acababa de llegar de desayunar salchichas del Ikea (hay que ser muy Canomori para acabar desayunando en el Ikea después de una noche de fiesta, aunque esto no debería extrañar si tu padre es el dueño, porque tú vas como Pedro por su casa). Y trajo margaritas. Si los chinos, fuera de sus establecimientos, venden losas, los hispano-suecos, en los comercios chinos, venden margaritas. Es así de sencillo.

Otra adquisición muy valorada fueron los gorriones de colores con imán, para pegar en cualquier nevera canomori o para colocar en una goma del pelo, para dar un toque exotico a tu peinado. Por último, unas palabras del dependiente: Cano Moli, Cano Moli.

Continuamos la ruta hacia la segunda tienda oriental, haciéndo parada en un establecimiento no-canomori (también nosotros compramos en tiendas de todo tipo, no tienen porqué ser canomoris, nosotros somos muy abiertos), donde compramos cuatro paraguas chinos y un pai pai enorme, pensado para el entonno de nuestro Buddha particular.

Llegamos, por fin, a la tienda china donde habíamos visto las camisas y trajes, y comenzamos con las pruebas de vestuario. La china estaba mareá, no se explicaba que quisiéramos camisas de chinas para chicos. Ahora dame ésa en la XL, no, aquella de alli, la roja me gusta más... Un par de camisas y un par de trajes chinos fue nuestra adquisición de la sección textil. Lo que ocurrió es que la curiosidad Canomori -que nunca se sacia- pudo más que nosotros y descubrimos un mundo espectacular donde los joyeros, figuras de cristal y adornos con luces y música trastornantes podía más que nosotros. La fiebre consumista nos venció. Y aquella figura de conchas (Ay! Un similar de Conchito) con pajaritos y envuelto en papel transparente con corazones nos recordó (al menos a mí) que podría ser una mezcla entre regalo que te dan en una boda combinado con regalo hortera de un souvenir de la Estación de Autobuses (debería hacerse YA una tesis sobre las tiendas de las estaciones de autobuses). Por último, nuestra última gran adquisión fueron tres inmesas flores de colores, para pasar desapercidida y que nadie te mire por la calle cuando las llevas.

Cuando ya nos despedimos de la chinita de amol, conseguimos dejar grabado para la posterioridad un "Santa Subito" (que no Súbito) y un "Cano Moli" (que no Mori). Su marido, amigo, dueño o quien fuese, tenía cara de pocos amigos y nos miraba con cara de circunstancias, como diciendo "Pero ¿de verdad que les gusta todo esto?, ¿son normales? ¿se han escapado de algún lado?), pero seguro que quedó contento con la caja que hizo ese día.


2- Desayuno con diamantes (Puesta en común de ideas, chorradas, lista de invitados y trastornos mentales varios propios de una gente(uza) como nosotros).

Como si un hotel de 4 estrellas se tratase o como unos ingleses hambrientos al despertar, el bunker vistabellense en un día soleado se llenó de miembros de la Comisión para la puesta a punto de cuestiones varias relacionadas con el desarrollo de la Gala. No sé si fue el café, el bizcocho, el sol o escuchar música oriental, pero una se empieza a plantear seriamente cuestiones tales como "¿Soy normal? ¿Debería elegir mejor mis amistades? ¿Debería ir al psicólogo? ¿Puedo desarrollar mi trabajo y mis responsabilidades diarias con total desenvolvimiento?". Unas conversaciones y unas buenas risas que nos echamos mientras íbamos perfilando un poco más como iba a ser todo.


3- Recorta etiquetas para poner en los abanicos y pai pais.

Como si una clase de pretecnología o plástica se tratase, una tarde de domingo, al día siguiente de la mañana del desayuno, el cuartel general de la Comisión se llenó de gente para recortar etiquetas y hacer las bolsas de los invitados. Meg, la actual notaria, se encargó de hacer un sello en forma de pescao (que no pez, porque el jurel es un pescao) para estampar en las bolsas, y no recuerdo bien si el famoso disquico (Cano Mori Session 06, que merece un tratamiento extenso, un sólo post para las canciones de este cd, una auténtica joya) estaba ya, aunque la música oriental no faltó. Después una cena y varias conversaciones trastornantes (para no perder la costumbre) y listos.

Y así fueron tres de los muchos días que pasamos antes de nuestra particular fiesta, y como éstos hubieron algunos más, así que tendréis que esperar al siguiente post...

Desde la Redacción Oficial de la Comisión Cano Mori, os envía un saludo con afecto, la princesa Rominagüer.
NOTA: Por problemas ajenos a mi voluntad, Blogger no me deja subier fotos desde hace tres días, así que no he podido poner las que quería. En el siguiente capítulo...

2 comentarios:

Sr_Skyzos dijo...

Sublime, princesa Rominagüer, sublime.

La imagen de las compras es tan real, que parece que estuve allí.

Por cierto, el día de las etiquetas, además del incomparable McNamara y su "¿Quién es ese hombre?" estuvimos oyendo la música ambiental china-japonesa-vientamita-bollywoodiense que bajamos El Otro Niño de Mula "aka el gorrión de Vistabella" y mi menda lerenda.

Meg dijo...

¡Qué bien resumido!