miércoles, junio 14, 2006

Estrategias Comerciales

El post de hoy me viene inspirado por la búsqueda que llevo desde hace tiempo de un piso. Me meto en una página web donde puedes ver anuncios de viviendas en venta, precios, características y en algunas ocasiones, hasta con fotos. Pero algunos de estos anuncios pretenden despistar al personal, de manera que por ejemplo, tú estás buscando un piso en Segovia capital, el anuncio pone Segovia y al final del todo, cuando ya estás convencido "Joder, qué buen precio para estar en la ciudad", pues no, resulta que es en Segovia, pero en un pueblo que está a 15 km. Lo mismo ocurre con los anuncios de los escaparates de las inmobiliarias. Dejan las fotos y precios de las casas buenas y más o menos bien de precio (porque comprarse una casa es un atraco a mano armada, esto no tiene nombre), bueno, a lo que iba, y tú vas emocionadísima a ver si pueden enseñártelo... pero no... "Ay, lo sentimos, ése ya está vendido". "¿Y aquél otro?" "Ah, pues ése también se vendió hace dos semanas". Vamos, que dejan los anuncios de las casas que se han vendido casi sin problemas, para que los demás nos fijemos y una vez dentro de la oficina, te enganchan, ya han coseguido su objetivo: un cliente nuevo al que hay que meter por los ojos cualquier piso, todos sirven.
Una cosa que me da mucha rabia son los precios 99. Porque muchas veces te engañan. Los precios que acaban 99, suelen llevar delante una palabra grande y entre admiración de ¡SÓLO! Es como si te dijesen "¿Pero cómo no lo va a comprar usted, si sólo vale 799 €?". Porque vamos a ver, en las cosas de precio económico tampoco es tan grave, pero uno que vaya a comprar, por ejemplo, un aparato de aire acondicionado y la oferta pone 599 € y en la mayoría de los casos, uno relaciona el precio con 500 más que con 600, el primer número es que llama la atención, y es una cosa inconsciente, lo ves más barato de lo que es, ¡¡que estamos hablando de 100.000 pesetas!!. Creo que debería de estar prohibido poner estos precios, lo digo totalmente en serio.
Otra estrategia comercial son las ofertas de las agencias de viajes. "Praga: 3 días, 2 noches, SÓLO 295 €". ¿Y por qué no son tan amables de poner una lupa al lado para que leeamos la letra pequeña relativa a todos los suplementos y tasas de aeropuerto y todas esas cosas? Que al final, el paquete te sale por unos 100 € más, por decir algo.
Que en los grandes centros comerciales uno tenga la impresión de tener que recorrer todos los pasillos para comprar lo que quiere no es pura casualidad. ¿A santo de qué las ofertas se ponen en las cabeceras de los pasillos y siempre con productos que no son de esa sección? Por ejemplo, al lado de la sección de cosmética y productos de higiene te colocan la oferta del cola-cao familiar "lleve 3, pague 2". Tú, que no ibas a comprar cacao, ni siquiera te gusta, pues acabas picando. Y otra cosa es colocar los productos más caros en las estanterías que caen a la altura de los ojos, y los más baratos arriba donde tienes que pegar saltitos ridículos para cogerlos (si eres una persona baja) o agacharte y fastidiarte la espalda (si padeces lumbago).
En realidad, todas estas cosas ya las conocemos, pero cuando vamos a comprar las olvidamos con cierta frecuencia y al final consiguen que compremos más de lo queríamos, gastar lo que tenemos o llevarnos a casa cosas que no nos hacen falta.

1 comentario:

Ful dijo...

Por eso yo nunca voy a las Grandes superficies (definición idiota para querer decir grandes almacenes, ¿o es que un campo de fútbol o un aeropuerto no son grandes superficies? en fin, siempre me tengo que indignar...) bueno, decía que siempre voy a la tienda de la esquina que es donde realmente conocen mi cara y saben donde vivo para ir a cobrarme