lunes, febrero 13, 2006

Gripe sí, gripe no. Yo qué sé.

Estos días he estado un poco regular. El jueves por la noche, estando en casa de unos amigos, empecé a notar un cansancio y un enfriamiento descomunal, así que en cuanto llegué a casa me metí en la cama bien abrigada. Al día siguiente me levanté bastante bien y como tenía una cita ineludible, allá que me fuí al curro, pero poco a poco el malestar se fue extendiendo hasta que llegó un punto en el que mis dedos no eran capaces de escribir en el teclado. Os podéis imaginar esa tarde del viernes, en el sofá de casa, con edredones y mantas, zumos de naranja y lo mejor, que es una madre que te cuida (¿qué haría yo sin ella?). El sábado me levanté mucho mejor, pero ahí estuve descansando hasta las seis de la tarde más o menos, que mi cuerpo parecía ya recuperado. Esa noche una de mis amigas le había preparado una fiesta sorpresa a su novio, y como ya me encontraba mejor, allá que nos fuimos. La fiesta salió bastante bien, el chico no se la esperaba y nos juntamos unos cuantos, entre amigos y familia. Pero como bien sabéis, en las fiestas se come y se bebe y a mí la bebida se me fue a la cabeza al dia siguiente. El domingo tuve un dolor de cabeza de esos que hacen historia y que finalmente despareció a mitad de tarde. Se fue el dolor de cabeza y empezó la congestión. Total, que hoy estoy un poco cansada y con los pañuelos de papel a mano, hecha un primor.
Menos mal que no ha sido la gripe, porque si la llego a coger hubiera sido mortal (cinco días chungos no me los hubiera quitado nadie). De todas formas, esa sensación como de haberme pasado por encima una maquina de alisar el asfalto aparece y desaparece...
Hoy llevo el día un poco regular también. Tengo bastantes cosas que hacer de aquí al miércoles y no sé si me va a dar tiempo a hacerlas todas. Lo único bueno que tiene esta semana es que cobraré, si no pasa nada y eso siempre es una buena noticia.
Sabiendo que esto está un poco aburrido, prometo volver con algo más divertido...

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