La despedida de soltera (3ª parte)

Hoy debería hacer mención a la Gala del Canomori 2007, que se celebró el el sábado (no debo ser yo la que diga que estuvo muy bien, pero es que estuvo espectacular), pero como me va a llevar tiempo hacer un resumen en condiciones y estoy a medio de contar de despedida de mi amiga, proseguiré con ello...

Nos encontrábamos ya en sábado por la mañana. La cuestión era estar a las 12 de la mañana en un sitio en concreto, pero después de haber salido la noche anterior, es imposible levantarse, ducharse y desayunar y estar a esa hora ya listas. Nosotras nos pusimos las camisetas personalizadas, porque cada una llevaba una distinta, con foto-montajes de la novia con Paquirrin, con David Bustamante, con los Teletubbies, con los personajes de Barrio Sésamo... Pero a la soltera no la ibamos a dejar salir con algo discreto, así que le dejamos encima de la cama su atuendo, consistente en un vestido de finales de los 80, de fiesta: cuerpo granate con flores de terciopelo negro y la falda de vuelo color negra y de raso. Una horterada pero que le quedaba hasta bien... La gente se la quedaba mirando por la calle, evidentemente, y más cuando se puso la corona y unas gafas muy muy feas y super grandes, muy de turista inglesa.

Así que nos pusimos rumbo a nuestro destino, y eso suponía cruzar por toda la zona del Palacio Real... le hacíamos pasillo para que pasara, con un "¡Viva la Reina!" y como alguno pueda pensar, pues sí, los japoneses le hacían fotos, y todos los turistas de la zona nos miraban, aunque debían estar acostumbrados, porque no era extraño ver a otros grupos de despedida.

Y es que cuando digo grupos, me refiero a que existen amigos capaces de cualquier cosa, y nos cruzamos con este chico...

Aquí de perfil, mostrando porqué tuvo que depilarse. La soltera al fondo, con gafas pantalla.

Por fin llegamos a nuestro destino matinal: la Puerta del Sol. Allí, sacamos un cotillón para la soltera y un bote de uvas y aunque fuera la 1 del mediodia, nosotras cantamos los cuartos y las campanadas para que, aunque sea por una vez, la soltera pueda decir que se tomó las uvas allí. Éste también fue un gran momento, a ella le encantó, y luego cantamos la famosa canción de Mecano, el bus turístico que pasaba nos miraba, como una atracción más... De allí nos fuimos a la Plaza Mayor, donde le hicieron un retrato con cámara antigua, y de allí a tomarnos el aperitivo. Y de allí a comer a un restaurante cerca de la calle Fuencarral. Allí la soltera por fin se quitó su vestido precioso y se puso su camiseta: un fotomontaje de la cerdita Peggy con su cara y la rana Gustavo con la cara de Jim Carrey, su actor favorito.

Cuando terminamos, algunas se fueron a descansar y otras nos fuimos a buscar accesorios que nos hacian falta para la noche, y hasta acabamos en el Corte Inglés de Callao, donde vimos la exposición de las Barbies...

Audrey Hepburn en "Desayuno con Diamantes". Y también estaba Escarlata, y Marilyn Monroe, Elisabeth Taylor.., y otras lucían ropa de diseñadores...

Llegó la noche y sacamos las boas de plumas y la ropa negra para ir a nuestro destino. En la cafetería del hotel le dimos los primeros regalos propios de la despedida. Y en la mesa de al lado, Juanjo de la Iglesia, Tonino y un amigo que nos preguntaban que a dónde íbamos... (bueno, hablando de gente de la tele, por la mañana nos cruzamos con Luis Piedrahita y con Ramoncín). Directas para el metro, donde nos volvimos a cruzar con más grupos de despedida, y al bajar en nuestra parada, por esa misma calle paseaban grupos de gente, muy similares al nuestro, que, sin duda iban al mismo sitio que nosotras.

La soltera también nos había reservado una sorpresa y acabamos todas con pelucas de colores brillantes... El sitio en cuestión de la despedida recreaba un casino años 20, y había mesas donde se podía jugar a la ruleta, a la carta más alta y otra cosa que no recuerdo. Servían cena fría en abundancia y además había barra libre de cerveza, refrescos y vino. La gente se agolpó a las mesas de juego, donde a cada persona le daban la misma cantidad de "dinero" (cartulinas con distintos valores) para que empezara a jugar. Pero es que no había ni un hueco, todos se picaron y parecía que se jugaban de verdad el dinero (luego, el "dinero" ganado se canjeaba por regalos como boligrafos, camisetas, gorras, cosas asi). La novia no se despegaba, quizás ensayando para cuando se fuera a Las Vegas. Y si alguien se quedaba sin dinero, tenia que pasar una prueba de cantar o bailar. Para eso había una chica vestida de charlestón, otro vestido de Al Capone y otro de gangster joven, los tres como animadores. Y los croupiers hacían su papel como si fuera un casino de verdad. En total seriamos unos 15 grupos de despedidas de soltero y soltera, y el ambiente estaba genial.

Aquí un momento de la Ruleta. A la derecha y con peluca rubia un soltero que al dia siguiente a las 8 tenía que estar en una mesa electoral. Al fondo, nuestro grupo, concentrado en las apuestas.

A las doce retiraban las mesas de juego y aquello se quedaba como una discoteca cualquiera, y teniamos con la entrada dos consumiciones por persona. A partir de aquí, como una noche de fiesta cualquiera, salvo que la soltera acabó con el conjunto de ropa interior (hecho a base de cartas de ases de una baraja) por encima de su ropa, y con los regalos de turno nos hicimos ese tipo de fotos que no puedes enseñar así porque sí... Unas duraron un poco más que otras, pero a las 6 de la mañana el último grupo llegó a hotel, donde le siguió el rato chorra en la habitación hasta que nos dormimos.

El domingo, os podeis imaginar. Dejar las habitaciones a las 12, con el cansancio... Desayunamos y nos fuimos a dar un paseo y la soltera nos sorprendió a todas con un regalo. Un cd con el mismo contenido para todas (un vídeo, como un agradecimiento por la despedida) y por fuera, portadas de películas famosas retocadas con nuestras caras, muy bien hechas y muy graciosas, entre las que estaban "Yo soy la Juani", " Juana la Loca", o la mia, que por ser una friki de la tele me toca la de "FBI", esa tan mala de Cárdenas.

Al poco nos fuimos para la estación, tocaba regresar. El viaje en tren fue totalmente distinto que el de dos días antes. Casi todas dormían y estábamos deseando llegar a casa, aunque la despedida ya había terminado y daba penita...

No sé cuando será la próxima, pero ésta, sin duda, ha sido inolvidable. Y su boda también, de esas que pasan muy de vez en cuando.