La despedida de soltera (2ª parte)

Entonces, la soltera había vuelto a su casa cargada de maleta y paquetes de confitería, quizá acordándose de sus amigas, cuando de repente su teléfono volvió a sonar, dándole instrucciones para que bajara al portal del edificio con todos los bártulos. Allí se encuentra a 13 locas frikis que no paran de reir, que le tapan los ojos y le ponen música en los oidos (Música: la sintonía de las Mama Chicho, el "Sálvame" de Bibi Andersen, y cosas por el estilo), para reconducirla a la estación de tren. Evidentemente la gente la miraba, y en la estación mucho más, hasta una persona le hizo una foto, qué digo, un reportaje!!! Mientras tanto, ella soportaba los grandes éxitos de Leticia Sabater (el "Letirap" o el "Letifunk") y las demás chillábamos cuando se oía por megafonía el nombre del destino del tren...

El camino a la despedida con 14 colgadas

Cuando el tren llega, la simpática azafata la ayuda a subir y una vez que ya estamos todas sentadas, le devolvemos la vista y el oido... Lo que se encuentra es... 13 caras iguales. Unas caretas con la cara del novio la esperaban, con una flor en la mano y risas gratis para los viajeros del tren. La soltera automáticamente es proclamada REINA, con su corona plateada y su cetro que la acompañarán a todas partes ese fin de semana, para que se sienta con autoridad para pedir por su boca. Y como con las prisas casi ninguna ha comido en condiciones, y en plan Paco Martínez Soria, decidimos que lo mejor es comer algo. Una de las mejores ideas, lo de la confitería, porque las pizzas y las empadillas volaron...

Y como el hambre da sed, la única opción es la cafetería del tren. Y como ya que nos ponemos, ya estamos en la despedida, pues vamos a empezar con los cubatas. Sí, mi primer JB en un tren... Evidente también que la gente nos mirara como si fuéramos unas descarriadas...

Por fin llegamos a nuestro destino. La soltera se lo imaginó enseguida, pero no estaba entre sus "cálculos": acabámos en Madrid. Y llegamos a Atocha, y la m*m*rra**a de Angela Portero se subía en un taxi, colándose por todo su morro delante de todos...

Aquí siempre te encuentras con algún famosillo (la pena fue que no fuera Paquirrín, nuestra ilusión)

Cuando llegamos al hotel. nos dimos cuenta de que estaba mejor comunicado de lo que pensábamos y que hasta tenía una discoteca enfrente. Estábamos un poco cansadas, pero era viernes y apetecía una vuelta... Así que una vez dejados los equipajes y aseadas, nos tomamos la primera en la cafetería del hotel y salimos en busca de un bar para las siguientes. Y literalmente, entramos en el primer bar que vimos. No era un ejemplo de glamour ni de gente guapa precisamente, pero oye, los cubatas bien puestos a 4 euros y las Heineken (tercios) a 1,30 € (ver para creer...) Y nos pegamos las risas de turno, y empezamos a hablar de cochinadas y a las 3 cerraba el bar y nos teníamos que ir, aunque un pesado rondaba por allí, a ver si alguna le hacía caso.

Mas baraticas que ná

De vuelta al hotel, la reina y soltera decidió que la penúltima se tomaba en la discoteca fashion de enfrente del hotel. Y fueron a regatear con el armario ropero de la entrada, porque para entrar, habia que pagar 12 euros y dijimos que naranjas de la china. Y nos hicieron oferta especial por 8 €, pero ante la insistencia (y porque el local estaba medio lleno, o medio vacío, según se quiera ver), entramos gratis y la primera copa a 5 €. La discoteca era muy chula, bastante bonita y moderna. Había muchos tíos de color, super emperifollados y bailando sin parar. Todo era música hip hop, rap, r&b y unos bailes que se pegaban, de esos muy USA. Y no se cómo alguna se hizo amiga de dos tipas estrafalarias que decían que nos traían a dos chicos que iban a bailar para la soltera. Dos yogurines que bailaban de puta madre, que pretendían que nosotras hiciérmos igual (ilusos...), y de repente llegaba una negrita con su super delantera y su super culo y se marcan un baile que riéte tu de los bailes marranos de Dirty Dancing. Luego se les fue la olla, porque llegaron dos chicas más y se colgaban (y lo digo literalmente) del joven danzarín y empezaban a dar vueltas como una peonza...

Después de estar un rato allí nos fuimos de vuelta al hotel, donde nos esperaban algunos pasteles que había sobrado del tren, que vienen al pelo después de una noche de copas...

CONTINUARÁ...