Como ocurre en gran parte de mis posts, la inspiración viene de las conversaciones que tengo con los amigos, y el otro día recordábamos los distintos tipos de monitoras de gimnasio. Pues bien, como suelo hacer casi todos los días, de camino al trabajo suelo pasar por mi antigua facultad y siempre me cruzo con los estudiantes que entran y salen de la biblioteca. Nunca he sido una estudiante de biblioteca, sólo la he frecuentado en época de NO exámenes, cuando una tiene que estudiar para largo plazo. Recuerdo muy especialmente cuando iba junto con una amiga mía a la nocturna, -el aulario-, los dos primeros años de carrera y las risas que nos echábamos con el grupo de gente que acudíamos con frecuencia. Digamos que yo iba al aulario para estudiar aquellas asignaturas más fáciles o para "subrayar" el temario. De toda la gente que conocimos allí, con quien más nos reíamos era con un chaval que se llevaba a su PERIQUITO. El aulario en cuestión tenia perchas como las del colegio a lo largo de toda la pared. Y entonces una veía: un abrigo, otro abrigo, un bolso, otro abrigo, UN PERIQUITO! Sí, el tío llegaba, ponía su periquito encima de la percha y ni se movía ni hacía ruido, más obediente el pajarico que ná. Era uno más de la clase. Una vez, en mitad del silencio de la noche y de los estudiantes el periquito se puso a hacer ruiditos. A esas horas, este tipo de cosas hacen que cualquiera se parta de la risa. Cuando hacíamos nuestros descansos de café y cigarro, el tío se sacaba su periquito y lo colocaba en el extintor, le enseñaba a volar, porque el animal casi que no sabía, parecía que le daba miedo. Al final, el periquito aprendió a volar y de vez en cuando se pegaba unos paseos por la clase. Os estaréis preguntando cómo llevaba el dueño al periquito, si en una jaula o qué. Pues no. El tio venía a la Universidad en moto, y llevaba al pájaro dentro del bolsillo interior del anorak (que llevaba holgado), y si alguna vez pegaba un frenazo lo primero que pensaba es si el periquito se habría hecho papilla (y sí, al pájaro no le costaba respirar ni se agobiaba). En fin, de las hazañas de estos dos, me quedé sin saber si al final el pájaro aprendió a montar en monopatín de esos pequeños de llavero, porque su dueño le estaba enseñando (todo esto es verídico).
Bueno, que se me va la pinza y yo con lo que iba hoy es que, acordándome de los distintos tipos de monitoras de gimnasio, hoy hablaré de los distintos tipos de estudiantes de una biblioteca. No son todos los que diré, pero aquí van unos cuantos:
- El estudiante hiper ordenado que llega el primero y sale el último: Sus descansos son escasos y breves (aprovecha uno de ellos para beberse un Biofrutas), sale de la biblioteca, se da una vueltecita, no se entretiene con casi nada y a los cinco minutos está de vuelta estudiando. Es evidente porqué saca tan buenas notas.
- El que va a ligar: la mitad del tiempo se lo pasa paseando de una punta a otra de la biblioteca, pidiendo apuntes a todas las compañeras guapas de su clase (llega, se arrima pegado, hablando flojito, le cuenta mil rollos para pedirle unos apuntes que no necesita y al mismo tiempo intenta quedar para dentro de tres cuartos de hora para tomar cafe). La otra mitad la pasa en la cafetería con sus compañeras de clase.
- La niña pija y mona: Aunque sean las 8.30 de la mañana y ella ya esté entrando en la biblioteca para estudiar, ya va con su pelo arreglado, su ropa monísima (falda y minifaldas, e incluso en ocasiones, que yo lo he visto, camisetas de manga corta o tirantes aunque sea enero), sus tacones, su maquillaje y su perfume. La mayoría de las veces son muy buenas estudiantes, pero una se pregunta dos cosas: 1- cómo tiene ganas esta tía de emperifollarse tanto para venir a estudiar, 2- si se viste así para estudiar, qué narices se pondrá para salir un sábado.
- El que siempre está (fuera): Pasan los años, y ahí está. Él sigue con su misma carpeta, sus mismos apuntes, su misma ropa. Cierto es que llega muy temprano a la biblioteca. Pero si miras para su sitio, el 80% de las veces lo verás vacío. Echa cigarros cada media hora, sale a desayunar a mitad de mañana, siempre tiene que ir a la copistería a por unos apuntes que le faltan, o si no, le ves hablando con algún amigo en el banco, tomando el sol. La cuestión es que nunca está sentado en su sitio más de 20 minutos seguidos. Así que, pese a estar todo el curso metido en la biblioteca, no le cunde en absoluto y todavía lleva colgando asignaturas de segundo.
- La estúpida ( o el estúpido, en mi caso era una): Es esa que no soporta, ni siquiera 15 segundos, que un compañero vaya a preguntarte una duda y te hable casi a susurros. Vale, que hay que estar en silencio, pero lo tuyo es grave, guapa. A la mínima de suelta un pschhhssst o te dice desafiante que te calles.
- Las que se llevan media casa: Desde que entran y se ponen a estudiar, pueden pasar 15 minutos perfectamente: Llega, saca el estuche, los tapones para los oidos, los libros, los folios, los kleenex, saca una botellita de agua por si te da sed, sácale punta al lápiz, coloca el atril... qué estrés por favor....
- Los hiper sencillos: Carpeta, folios, bolígrafo azul en la mano. Como mucho, llevará un boli rojo o negro. Ni se nota que está, no hace el más mínimo ruido.
- El/La que mira: hay estudiantes que se pasan la mitad del tiempo mirando a su alrededor, no sabemos si pensando en la Luna de Valencia u observando el comportamiento de los demás.
En fin, que seguro que hay muchos más, pero espero que los completéis vosotros. ¿Qué clase de estudiante érais vosotros?
4 comentarios:
¡Que buen post, me ha encantado!
Yo soy de la última categoría, los que se ponen a mirar a los demás sin hacer ni el huevo.
Yo me salgo de cualquier tipo, ya q no estudiaba en la biblioteca. Lo hacía en casa, pero estoy segura de q hubiera sido del último tipo, me hubiera puesto a pensar en la mona de pascua, a mirar los modelitos de la pija, a aquel q intenta ligar...en fín...
Definitivamente, yo SOY EL ESTÚPIDO.
Jo, yo qué sé quién soy. Quizá una mezcla entre el hiperordenado y la que se lleva media casa, eso sí, yo era más rápida y apenas tardaba 5 minutos en desplegar el arsenal...
Te ha faltado poner a la amiguísima/o que le guardaba sitio a los amiguísim@s en época de exámenes, amiguísim@s que llegaban sí como dos horas más tarde y veían reservado su sitio con los folios (a palo seco) de su compi chupiguay. Cómo los odiaba, yo llegaba a mi hora de todos los días y en época de exámenes ya no tenía sitio. En cuanto acababan, toda la sala de Historia Antigua de nuevo para mí.
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