A este pasado fin de semana casi le han faltado horas.
El viernes por la noche estuve cenando en un restaurante hindú. Todo estaba muy bueno, con muchas especias. Era la primera vez que probaba esta comida y ya le dije al camarero que volveríamos por allí y que le haríamos publicidad. El camarero era un tanto peculiar porque no paraba de hablarnos y de decirnos qué llevaba cada plato, nos quería confeccionar el menú a su gusto, luego nos trajo un plato de arroz rosa que olía pachuli (que estaba muy bueno también) sin que se lo hubiéramos pedido y en fin, que un tío muy singular y muy agradable (Gracias, Apu).
El sábado salí de casa a las 12:00 a casa de una amiga que celebraba su cumpleaños con una comida, en la que nos juntamos más de 30 personas. Nos lo pasamos muy bien, viendo a los amigos (cada vez es más difícil que podamos quedar todos o casi todos con relativa frecuencia), hablando de un montón de cosas, al aire libre, las cervecitas, la comida, las risas… Una de las cosas que marcó la diferencia con otras celebraciones que hemos tenido es que ya había una mamá, un bebé de cuatro meses y una embarazada a punto de dar a luz. Ahora solemos hablar de cómo nos va la vida, del trabajo, de los que se han comprado casa o están en proyecto, y quizá el año que viene ya haya en la reunión otro matrimonio o un niño más. Después de aprovechar el día hasta que el sol se escondió, recogimos todo y nos fuimos a ver el Madrid-Barça, y después quedamos para salir un rato. Estuvimos en un bar donde no sólo éramos 10 años más viejos que la media de los chavales que había allí, sino que además vestíamos, bailábamos y nos comportábamos como si fuéramos de otro planeta. Estoy muy lejos del reguetón, de las botas blancas y las faldas- cinturón y de los tíos con peinados “corto por delante-largo por detrás” que predominaba por allí. No os exagero, pero dejaron de poner una canción de reguetón para poner esta nueva de Madonna y dejaron de bailar, cosa extraña oye… Afortunadamente, luego nos fuimos a otro sitio totalmente distinto, con otro ambiente, gente y música más variado. Es curioso porque ese bar lleva muchos años abierto y hasta hace poco nunca habíamos ido, porque era de “gente más mayor”, y es que… cómo pasa el tiempo. Total, que nos recogimos a las 3:30.
El domingo habíamos quedado a las 10:15 porque tenía una comida en casa de una amiga en la playa. Yo no había descansado mucho, pero tampoco tenía resaca. Si alguien se pregunta si era para celebrar el aniversario de la muerte de Franco, pues no, no era por eso, pero vamos, lo celebramos igual .En esta comida nos juntamos 20 personas, y conocía a muy pocas, así que me gustó conocer gente nueva, siempre está bien sobre todo cuando son tan extrovertidos y sociables, porque como a mí no me gusta hablar, noo, qué va. Fue todo más de lo mismo que el día anterior: conversaciones y risas. También aprendí un montón de cosas sobre el aceite mineral blanco (nunca te acostarás sin saber 2 o3 cosas más, sobre todo cuando no tienes ni idea de química). Así hasta las 20:30, y llegué a casa a las 22:00 horas.
Varias cosas tengo que decir: este fin de semana más de una persona me ha dicho si he escrito para ir al programa de “Soy el que más sabe de televisión del mundo” y he de aclarar que no, que sé cosas de la tele pero no llego a tanto. También me he ofrecido como compradora oficial de regalos de coña para cumpleaños (sólo tenéis que llamar o avisarme) y también me he hecho del “Chiken Little” de peluche, porque me enamoré de él nada más verle (Vale, solo tiene cabeza pero es taaaan mono!)
Hoy estoy resfriada, qué le vamos a hacer. Sólo espero no coger fiebre.
lunes, noviembre 21, 2005
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1 comentario:
¿Todo esto para camuflar el acto conmemorativo que hicisteis a Franco?
Vaya, vaya...he he
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