Cuando den las 12 campanadas y entremos en el 2.011, me darán ganas de llorar como casi todos los años. Es la alegría o la emoción que constata que, afortunadamente, la vida nos va regalando años y que siempre (al menos yo) lo empiezo pensando en las cosas tan buenas que pueden ocurrir, que tienes mucho que agradecer. Aunque luego a los dos o tres días tengas un día malo, el principio del nuevo año debe ser muy optimista.
Afortunadamente, el año 2.010 fue mucho mejor que el 2.009, quizás haya sido uno de los años más felices que recuerde. Sí, sí lo ha sido.
Independencia, cariño, momento y personas inolvidables y proyectos nuevos.
Creo que no podría haber pedido más y que no me merecía menos.
Feliz año 2.011!!!!