Era un domingo en la tarde, fuimo a lo coche de choqueeee...........
perdon
que no era domingo.
Era viernes 7 de diciembre de 2007, y parte de la Comisión Canomori, así como amigos de la misma llegaban a buen puerto. Sí, al buen Puerto Rico, a la orilla de la carretera y enfrente de una glamourosa Estación de Servicio. Después de realizar una entrada triunfal en la que se cumplió el pronóstico de Fusiforme " ya veréis como se giran tós pa vernos" ocupamos unas mesas en el reservado tras las vallas barrones de hierro con macetas dispuestas a no caer por nada del mundo. La mesa de al lado arrastraba fichas de dominó y el camarero nos preguntaba, entre otros, que si queríamos Casera blanca. Cual fieras hambrientas tragamos la comida tipical murcianis mientras Pastora nos recordaba que ella frecuenta el lugar los jueves porque "hacen una comida de olla pa morirse". Después de la llegada de Kati, la que poco después nos descubriría con su faceta más bakalarea, fuimos raudos a la cita en el lugar más antiguo y más modernos de la villa.
perdon
que no era domingo.
Era viernes 7 de diciembre de 2007, y parte de la Comisión Canomori, así como amigos de la misma llegaban a buen puerto. Sí, al buen Puerto Rico, a la orilla de la carretera y enfrente de una glamourosa Estación de Servicio. Después de realizar una entrada triunfal en la que se cumplió el pronóstico de Fusiforme " ya veréis como se giran tós pa vernos" ocupamos unas mesas en el reservado tras las vallas barrones de hierro con macetas dispuestas a no caer por nada del mundo. La mesa de al lado arrastraba fichas de dominó y el camarero nos preguntaba, entre otros, que si queríamos Casera blanca. Cual fieras hambrientas tragamos la comida tipical murcianis mientras Pastora nos recordaba que ella frecuenta el lugar los jueves porque "hacen una comida de olla pa morirse". Después de la llegada de Kati, la que poco después nos descubriría con su faceta más bakalarea, fuimos raudos a la cita en el lugar más antiguo y más modernos de la villa.
Una monja que parecía un maniquí vestido de blanco nos recibía cual azafata de Congresos. Mi amigo el Junco no paraba de mirar con una expresión que se haría unanime entre todos: ¿Que hago yo en un stio como éste? La llegada triunfal de los fens, que no fans, fue debidamente recompensada con el lujo de conocer en persona al artista, exhausto de tanta admiración, que no cabía en sí de gozo, y sí en su negro riguroso.
Tomamos asiento en las primeras filas, no sin antes echar a los niños que usurpaban nuestra acomodación preferida. Poco a poco la multitud juvenal llegó al lugar y cuando todo estuvo dispuesto, el conductor de la gala, que no era yo, nos presentó a la estrella de la noche, Doble Jota. Pastora sacó su cámara y tripode, para poder grabarlo todo debidamente y hacer zoom digital sobre el Cristo en el momento exacto, en la estrofa exacta, y las primeras notas de la canción religiosa de Doble empezaron a sonar. El Junco, ante tanto nerviosismo y alegría, no podía contener la emoción y la risa, aunque en realidad sus ojos pedían lágrimas. La acústica perfecta, ese reverse tan especial dejó estupefactos a los asistentes. Fusiforme y amigos desertores, se unieron a las filas más lejanas, quizá porque la expectación era mucha, un artista a tan pocos centímetros, acaso un metro, y eso era superior a ellos. Yo admiraba el trabajo de nuestra cámara y realizadora, y comprobaba que Terciopelo Azul y El Escultor que cuando come un yogur es un danon y cuando son más son danones, estaban disfrutando de la buena suerte de ser los primeros. Estar siempre delante te da algunas ventajas, como por ejemplo, comprobar si el artista lleva tacones o no.
La segunda canción, más movida, más conocida, despertó a la multitud, que tímidamente movía los labios para llamar a la Navidad, mientras seguía con entusiasmo a Doble Jota, que hacía disimulados guiños a la cámara que le perseguía. Ni una nota desafinada en aquella canción que el autor conocía de memoria (lo que le hizo dejarse el telepronter en casa), y que terminó de convercernos de que, verdaderamente, merecía ser el politono de estas fechas.
La siguiente actuación nos transportó al anuncio de la mayonesa, con una guitarra digna de un a Paco le Lucía y la siguiente interpretació n, de un grupo abundamente "Celeste no es un color, es una bufanda", nos dejó al borde del éxtasis, con esos momentos de afinación exquisita.
Movidos claramente por la plenitud desbordante del momento, dejamos a la cámara rodando en las alturas, donde se encontraba el equipo de sonido, y salimos a respirar el aire cálido de la noche oscura y presidida por el mismo Cristo. Vagamos por las calles, volvimos a Puerto Rico, vimos al padre del Emilio, el portero de ésta nuestra comunidad, y en las cercanías del hotel de lujo, que no pensión dos estrellas, regresamos para buscar a los informáticos, los madrileños, Junco y Fusifome, con quienes nos reunimos en la puerta de auditorio esperando la nit del foc. La virgen rodando y el pirotecnic encendiendo, las luces, colores y pitidos sonaban en aquella noche mágica, en la que todos parecían estar contentos, hasta los Audis aparcados que reían a carcajadas en la noche cerrada.
Las instantáneas obligatorias frente al FotoCol con el artista, dió paso a la noticia inesperada de la noche: entrar en el hogar del cantante y compartir un rato en su intimidad cotidiana. Y como todo buen espectáculo que se precie, siempre lleva aparejado un toque gastronómico, los chocolate y los bizcocho no tardaron en aparecer, de manos de una maravillosa señora que hablaba de no se qué armario de su casa, ay, armarios a estas alturas del cuento. La chica a la que no le importaría ver otra vez "El Hada Ignorante", trataba de huir tras el Junco, que se excusaba con un concierto al día siguiente ante unos suecos a las 10 de la mañana, pero la secuestramos a nuestra vera, a tiempo de poder recordar esa noche memorable.
Desplazamos nuestros vehículos, algunos de ellos ni siquiera chocaba con las vallas al desaparcar, y llegamos a la calle laboral de Baccara Blanca, escuchando los hits del momento y esperando a nuestro hispano-germano favorito. Pastora abría el maletero de su coche para que el resto pudiera compartir en plentitud LA VOZ, y en un arranque cani, Kati desplazaba el coche con el maletero por los aires. Un improvisado baile en la acera, con esa canción que al principio parece llamar a las mariquitah con taconeh, hasta que la orden de nuestro ídolo nos llamaba al interior de su hogar. El fotógrafo oficial del evento sujetaba la persiana esadetodalavidaconl acuerdaenelmedio para que todos pudiéramos pasar. Tuvimos que hacer cola en las escaleras debido a la multitud, pero no dejamos de adorar un tótem vestido de policía y una barra de pan petrificada encima del cuadro de luces.
La entrada al hogar fue mucho más impactante de lo que todos esperábamos, y nos dejamos sorprender por los innumerables marcos con fotos, los muebles antiguos, las pinturas del propio Doble Jota, las lámparos decoradas con bayas o flores secas y los archivadores de Medicina Natural. Allí estuvimos departiendo con él, mientras Terciopelo Azul, el primer osado que ha querido cantar una de sus canciones vestido con pantalones anchos rojos y peluca rubia, le comentaba que nada más cercano al estilo de Fangoria podía estar en el panorama musical actual más que su último cd, ese disco lleno de testo y música, que el compositor HA ESCRIBIDO y elaborado en un año.
Mientras Pastora grababa la decoración no exenta de canguro pequeño y peludo, nos dirigìamos a la cocina, donde conoceríamos a familiares y amigos y donde compartiríamos una copa de rigor. El artista se puso más cómodo con sus Comfort (con m), y nosotros dudábamos en sentarnos o no junto a aquella escena que parecía más que ajena para nosotros. Doble nos contó sus andazas por tierras germanas, su relación con los político, cómo les cantaba canciones que iban "desde el PoRRompompero hasta el Cucurrucucú Paloma", cómo nunca se ha decantado por una opción u otra, porque la verdadera política " es ésta (dedo hacia la nevera)"; si la nevera está llena, todo está bien. Descorchando las botella de cava y sidra, espetó a uno de los asistentes que no le diera al techo, y es que PERDONA, NO, PERDONA TÚ, es su casa y la casa hay que cuidarla. Por más que a uno le llamen gandul "ende que volviste de Alemania". Entre patatas chips, aceitunas y alcohol, Doble Jota nos agradecía enormemente nuestra visita, lo que nos comentaba en ese break tan improvisado y suerralista.
La noche se iba acabando, mientras que algunos VISITAban la calles del pueblo en busca de la cámara olvidada del fotógrafo, aunque Jota llamó al conductor de la gala a esa hora temprana de las 2 de la mañana para solicitar su ayuda el día siguiente. Tras la firma de discos, Pastora espetó al anfitrión para que devolviera el rotulador a su dueño, con la promesa de realizar un videoclip y un encuentro no muy lejano, quizá en, la ya conocida por vosotros, Finca Vistabellense.
Y colorín colorado, AGÁRRAME que la noche se acabó.
P.D. Con robo de vinos incluido, según me informa la reportera más dicharachera de F.A.de A.
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